El estado eléctrico (2017) | Simon Stålenhag

Desde hace algún tiempo descubrí el formato del libro álbum, o más bien el nombre de libro álbum, pues desde niño ya había tenido contacto con estos libros, pero no sabía que tenían un nombre en específico.

Estos libros normalmente se categorizan como libros infantiles, esos enormes y delgados libros de pasta dura que suelen estar la sección infantil de las librerías, con portadas con ilustraciones coloridas en donde el contenido es mucha imagen y poco texto.

En realidad, el libro álbum es mucho más que eso, es un trabajo en donde la carga narrativa de la historia no la lleva el texto, como sucede con los libros de toda la vida, si no las imágenes. Este recurso literario es muy usado en la literatura infantil y por eso se suele encasillar al libro álbum y a la ilustración en “libros infantiles”. Que no es lo mismo libro infantil a literatura infantil, ojo con eso.

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Una vez inmerso en el libro álbum, descubrí que no toda la literatura que abordan estos libros es infantil, dejando en un estante a parte a la novela gráfica y el manga (que, en tiempos actuales, su principal publico no son los niños), no había tenido la oportunidad de conocer a muchos autores e ilustradores que usaran este formato para trabajar una obra que no fuese literatura infantil.

Aquí es cuando llego a Simon Stålenhag, un artista, diseñador y autor sueco super talentoso, del cual escuche por primera vez por allá del 2020 cuando vi que Amazon Prime le daba mucha difusión a su nueva serie “Historias del Bucle” (Tales from the loop, Amazon Prime, 2020). En la sinopsis se podía leer que estaba basada en las ilustraciones del mencionado artista, lo cual me pareció curioso, pues normalmente las películas y series se basan en libros, a veces en obras de teatro y canciones, pero nunca había escuchado que una serie o película se basara en ilustraciones.

Como fiel amante de la ilustración y de la ciencia ficción investigué un poco y descubrí que la serie se basa en un libro del mismo nombre, vi un par de capítulos que la verdad no me atraparon demasiado y por lo mismo no le presté atención al libro.

Pasó el tiempo y me olvidé del asunto, seguí consumiendo y comprando libro álbum de literatura infantil y enamorándome cada vez más del formato (y de la literatura infantil), hasta que de nuevo vi un par de noticias de una nueva película que se estaba produciendo para Netflix, con el mayor presupuesto que hubiera tenido una película de la plataforma, dirigida por los hermanos Russo (Avengers, end game, 2019) y basada nada más y nada menos que, en el trabajo de Simon Stålenhag, esta vez con otro libro; “El estado eléctrico” (The electric state, 2017). Otra vez, este sujeto se presentaba ante mí, así que busque los libros en Kindle, y por $80 pesitos (unos $4.5 usd) me descargue la versión electrónica de este título.

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¿Porque no me fui directamente con la versión impresa? Porque resulta que no estaba disponible en amazon, solamente con un vendedores externos y el precio con envío rondaba los $1200 pesos ($65 usd), lo cual no era muy razonable para un libro que aún no conocía de nada.

Lo abrí en mi Kindle pero pronto noté que no podría disfrutar de este libro, ya que tenía ilustraciones, demasiadas ilustraciones, y mi lector de ebooks es blanco y negro, entonces, tomé mi vieja Tablet y comencé a leerlo.

Me encantó, nunca había visto un trabajo de ilustración digital tan absorbente. Fotorrealista, pero no tanto, con una paleta de colores sobria y desaturada, pero no demasiado, con un montón de elementos y detalles sobre cada plano, pero no sobrecargado, simplemente perfecto.

Me leí la historia muy rápido, sin dejar de disfrutar cada una de las imágenes, aunque la Tablet es de una gama baja y tiene conmigo más de cuatro años, la pantalla es buena y podía disfrutar de cada detalle, además la ventaja del libro electrónico es que puedes dar zoom a las imágenes para disfrutar mejor de los detalles. No solo la ilustración era buena, la historia se convirtió en una de mis historias de ciencia ficción favoritas del año y seguro de la vida.

Aunque había algo que no me terminaba de convencer del libro álbum en formato electrónico; la composición editorial.

A diferencia del libro en formato impreso, el libro electrónico no respeta un tamaño de letra ni calculo tipográfico especifico, eso realmente no es un problema con la mayoría de los libros, al contrario. El poder cambiar el tamaño de la letra es una de las principales ventajas de los libros electrónicos, pues por experiencia cercana, algunas personas batallan al leer algunos libros impresos por tener una letra tan pequeña para su vista, incluso puede ser un parteaguas sobre si leer un libro o no. En el lector de ebooks puedes poner la letra del tamaño que tu quieras, por lo tanto, los párrafos se acomodan al tamaño de la pantalla y no en una estructura fija, lo que en informática se conoce como diseño responsivo o diseño líquido.

El estado electrico, libro
El estado electrico, libro

Entonces en la tablet se mostraba el texto y después una imagen flotando por ahí, del tamaño que se adaptara en la pantalla, si tocas sobre la imagen se pone en pantalla completa y le puedes hacer todo el zoom que quieras, y eso en realidad no me pareció un problema en ese momento, hasta que caí en cuenta que el libro impreso tendría una disposición especial, un diseño editorial pensado para cada imagen con un tamaño especifico.

Esto lo noté cuando compré otro libro electrónico del mismo autor, (Things from the Flood, 2016) el cual estaba en un formato diferente llamado “Print replica” que respeta el diseño editorial del libro impreso original, especialmente pensado para estos formatos con muchas imágenes en una composición editorial especifica. Este formato no lo soporta mi lector Kindle, pero al igual que el libro de “El estado eléctrico” lo leí en mi Tablet y tengo que decir que estoy disfrutando más este formato que el anterior. Aunque también tiene sus desventajas. Pues hay veces que una ilustración esta dispuesta en dos páginas contiguas, que seguramente en el libro impreso se ve muy bien, pero en la Tablet no puedo ver las dos paginas al mismo tiempo, por lo que tengo que mirar mitad y mitad de la ilustración.

En fin. Volví a leer “El estado eléctrico” una vez más, ya que para entender bien todos los detalles de la historia creo que me era preciso darle una leída más, soy de los lectores que a veces no entienden bien todos los detalles de una historia con cierto nivel de complejidad o con datos omitidos deliberadamente por el autor. En esta segunda lectura me volví a enamorar de esta obra, de la historia y las ilustraciones y es cuando decidí que debía tener el libro físico en mi biblioteca.

El estado electrico, libro
El estado electrico, libro

Y aquí empezó mi pequeña odisea en intentar encontrar el libro físico.

Primero lo volví a buscar en amazon, y como ya mencioné, solo estaba disponible con vendedores externos, en donde el precio rondaba entre los $1200 y hasta $3000 mxn ($65-$160 usd) y con tiempos de entrega larguísimos (de uno a tres meses). Sabía que podía encontrarlo a un mejor precio, lo busqué en las tiendas en línea de todas las librerías más importantes del país y no lo encontré en ninguna.

Entonces me puse a investigar si la editorial que edita este libro en español (Roca editorial) tenía una sucursal en el país, pues muchas editoriales suelen tener venta al público y a veces los títulos son más baratos que comprarlos en una librería. Pero lamentablemente la respuesta fue no. Si una editorial no tiene un espacio físico en tu país, lo más probable es que otra editorial importe los libros de ese sello, después de un rato de googlear la respuesta fue negativa también. Por eso no lo había encontrado en ninguna librería en línea de México, pues aparentemente nadie importa los libros de esta editorial, entonces es casi imposible que cualquier cadena de librerías en el país lo tenga en su catálogo.

Tenía que seguir buscando, entonces visité algunas librerías en la ciudad, las principales cadenas, y no obtuve ningún resultado favorable, era casi obvio que no lo tendrían si es que la editorial no tiene presencia en el país, pero no quería dejar ninguna posibilidad fuera.

Pasó el tiempo y me olvidé un poco del asunto, leí otros dos títulos del autor y ahí fue cuando descubrí el formato print replica, me volvió a interesar como seria el formato impreso de este libro y me puse a buscarlo de nuevo, esta vez no solo en amazon, encontré en una página, relativamente nueva llamada buscalibre, ya había visto algunos anuncios de este sitio pero no le había prestado mucha atención, pues básicamente todos mis libros impresos los solía conseguir por amazon o Librerias Ghandí, si no lo tenían ahí buscaba en La casa del libro o El sótano, pero casi siempre, encontraba fácil cualquier título a un buen precio en cualquiera de las primeras dos opciones. También solía aprovechar las ferias del libro para conseguir los títulos directamente con las editoriales, en donde suelen tener más existencia que una librería y a veces hasta mejores precios.

Regresando a buscalibre; encontré el libro disponible, aunque el precio no era nada barato, alrededor de $650 mxn (unos $35 usd) esto según con un descuento aplicado del 40% porque el precio original lo marcaba en $1120 mxn ($60 usd). Dejé pasar las semanas porque no estaba seguro de querer pagar tanto por un libro, pero recordé que he gastado más o menos esa cantidad en otros libros o incluso en cosas peores.

Esperé unas semanas a que fuera el Hot Sale, que es una fecha que en México varias tiendas en línea hacen descuentos, coincidentemente en las mismas fechas que las empresas por ley reparten utilidades a sus trabajadores. Así que pude comprar el libro en $510 mxn ($27 usd) utilizando un cupón.

Según la tienda, el libro tardaría unas dos semanas en llegar a mi casa, pero no tardó más de siete días, llegó en buen estado, con algunos detalles menores que incluso comprando en una librería física podría tener, debido al tamaño y peso del ejemplar.

Cuando llegó me di cuenta de lo que sospechaba sobre el precio original y su descuento del 40%, este era un descuento falso, pues en el libro esta impreso el precio en euros (el libro viene de España) y convertido a pesos mexicanos es más o menos el mismo precio que el costo final que marca la página, así que el supuesto descuento solo es un clásico truco de marketing. Aun así, me salió un poco más barato que el precio impreso en el libro, pero solo por algunos pesos.

El libro objeto es llamativo, el tamaño es grande y la encuadernación es en tapa dura con terminado mate. Una cosa que tiene el libro electrónico es que realmente no puedes dimensionar la extensión del texto, ya que no hay una referencia visual del grosor del libro, con el libro impreso es fácil tener una primera impresión sobre la longitud de la obra, al pedirlo me imaginé que seria del grosor promedio de algunos de los libros álbum que tengo, pero nada más de sacarlo del embalaje me di cuenta que es un libro bastante grueso, algo que en el ebook no sospeche, pues como les había mencionado, el texto es muy poco a comparación con la cantidad de imágenes y las imágenes en la versión electrónica solo ocupan el ancho de la pantalla, lo cual es bastante reducido.

Al hojearlo me di cuenta de que la impresión de las imágenes y la calidad del papel son buenas, aunque no es de las mejores que he visto, las imágenes pueden notarse un poco oscuras, ya que, al leerlas en una pantalla por primera vez, tenia una referencia diferente, no se puede comparar ver una imagen en una pantalla luminosa a un papel impreso. Aun así, por el precio y la cantidad de páginas que tiene el libro, creo que supera sin problema la relación calidad-precio.

Como había mencionado antes, aquí las imágenes son las que cuentan la historia. La ciencia ficción retro-futurista es un género que me atrae mucho, ver robots enormes en medio de paisajes rurales son un viaje puro de fantasía y nostalgia. Es intentar recordar un pasado que no existió, un mundo que solo esta en la imaginación pero que podría ser completamente realista, pues recuerda muchísimo a sucesos muy contemporáneos como los chips cerebrales de neuralink, las apple visión pro, la inteligencia artificial de open IA y otras empresas y la robótica de tesla o Boston dynamics, aunque en este ultimo tropo, aun estamos bastante alejados del nivel de tecnología del libro y es algo que me llama demasiado la atención, pues pese a ser una tecnología “vieja” y ser uno de los primeros temas en la literatura de ciencia ficción desde hace décadas, creo que la robótica a nivel macro (los famosos “Mechas” de la ficción japonesa) aún están bastante lejos de una realidad viable. Mientras que tropos más contemporáneos de la literatura son bastante más realistas, como la interfaz cerebro-computadora y la realidad mixta y el metaverso.

Stålenhag logra crear un mundo que se siente a la vez futurista y nostálgico, lleno de paisajes desolados y maquinarias abandonadas que parecen sacadas de un sueño apocalíptico. Su estilo de arte, con colores desaturados y detalles meticulosos, aporta una sensación de realismo y melancolía que envuelve al lector.

La narrativa se despliega lentamente, con Michelle reflexionando sobre su pasado y el estado del mundo mientras se dirige hacia la costa oeste. A lo largo del viaje, se revelan fragmentos de su historia personal y del colapso de la civilización, manteniendo al lector intrigado y emocionalmente involucrado. La relación entre Michelle y Skip es un punto central de la trama, mostrando cómo los lazos entre humanos y máquinas pueden ser complejos y profundamente conmovedores.

Stålenhag utiliza la ciencia ficción para explorar temas contemporáneos como la dependencia tecnológica, la soledad y la búsqueda de significado en un mundo que parece haber perdido su rumbo. “El Estado Eléctrico” no solo es una obra de arte visualmente impresionante, sino también una meditación sobre la condición humana en la era moderna.

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Alguna vez, conversando en un taller de escritura, hablábamos sobre lo que nos gustaba como lectores al momento de iniciar a leer una historia. Personalmente prefiero ser introducido en un universo con muy poca información sobre su funcionamiento, e irme enterando poco a poco de lo que sucede. Me gusta que no se explique todo de manera explícita y que se dejen incógnitas sin resolver, que el autor solo nos de los datos necesarios para seguir el hilo de la narrativa, y que el lector tenga que completar los huecos. Se que esto no le gusta a todo el mundo, incluso hay personas que se pueden frustrar con este tipo de historias, pero es algo que en este libro se maneja muy bien. A lo largo de la narración podemos ir conociendo la historia de nuestra protagonista y sus motivaciones, es un narrador protagonista, pero poco confiable, no nos habla con la verdad completa desde el principio. Hay que irnos ganando su confianza.

Hay que leer las imágenes para enterarnos de más cosas sobre este mundo, incluso el tercer acto esta contado casi por completo por las ilustraciones, aquí se entiende completamente la frase de: “una imagen, dice más que mil palabras”.

No hay manera de que no revisite este libro en algún momento del futuro próximo.

Imágenes: https://www.simonstalenhag.se/es.html – Jonathan BR.

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